CAS. TE RESPETO Y MI COCHE LO SABE

 TE RESPETO Y MI COCHE LO SABE


Hay muchas maneras de entender y demostrar el


respeto hacia los demás. De hecho, este concepto que el Diccionario de la Lengua Española (DLE) define en una de sus acepciones como “
Miramiento, consideración, deferencia.” tiene mucho que ver con nuestra cultura. Por poner un ejemplo, aquí, muchas abuelas tienen (o tenían) una caja de galletas nueva para ofrecer a las visitas. Si nos vamos a Japón, la reverencia o el hecho de ponerse una mascarilla cuando alguien está enfermo también son dos maneras de demostrar deferencia por los demás.


Esta introducción está bastante bien, pero, quizás, si estáis leyendo esto os preguntáis ¿A dónde quiere llegar con todo esto del respeto? Básicamente, es la excusa para hablar de una costumbre que tengo y que he adoptado como forma de cortesía hacia los demás: mantener mi coche limpio. 


¿Os ha pasado alguna vez que alguien se ofrece, muy amablemente, a llevaros en su vehículo y al abrir la puerta veis el asiento lleno de suciedad de diversa índole como: restos de comida, pelos, botellas, envoltorios roñosos, arena y sustancias de dudosa procedencia? A mí me ha sucedido en muchísimas ocasiones y, por ello, procuro que la pulcritud no brille por su ausencia en mi automóvil. Considero que las personas a las que quiero, que son a las que suelo transportar, se merecen lo mejor de mí y me gusta que se sientan cómodas en el trayecto que hagamos por carretera.


Además, seamos sinceros, nunca se sabe cuándo vamos a tener que llevar a otra persona con nosotros y es muy fácil intentar mantener unos mínimos de higiene si, simplemente, recogemos una botella una vez se ha acabado el agua, sacudimos la alfombrilla tras el bañito en la playa o aspiramos los pelos de nuestros amados animales después de portarlos. Y, no, que ya os veo venir… Da igual que el coche sea antiguo. Lo que importa es que se mantenga decentemente. No se puede pensar que no vale la pena lavar el asiento porque se volverá a manchar pronto. Si usáramos esa lógica, tampoco nos limpiaríamos las posaderas después de defecar ni nos ducharíamos antes de ir a trabajar. ¡Vaya mundo lleno de olores se nos iba a quedar!


A medida que escribo esto pienso si seré demasiado tiquismiquis. Puede que sí. Puede que esto sea un arrebato de repelencia. Sin embargo, lo que es seguro es que siempre intentaré ofrecer una experiencia lo más confortable posible a quien se suba en mi humilde coche. ¡Ojo! Que siempre puede pasar que justo se acabe de ensuciar y, por lo que sea, tengamos que llevar a alguien. Ese día concreto, “es lo que hay”.


En conclusión, vaya chapa os estoy soltando… Haced lo que os dé la gana, pero a mí me parece que tener el coche bien higienizado para cuidar a mis acompañantes es una bonita manera de mostrarles respeto. Supongo que son pequeños gestos de esos que ya no quedan. ¡Ay, mi madre! ¿Seré un viejoven?


Joaquín (Akaelprofe).

3/9/2025.


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